Venía de fuerza de huracán,
De afrodita maldiciendo,
De piel bronceada contra blanca
De piel enrojecida,
doliente.
De piel que amanecía al grito y la hicieron callar.
Una lascivia enmudeciendo,
que retuerce, que se acuerda de noche y no deja dormir,
que emana, te digo.
Que alguien la detenga. Que la llamen un rato. Que la distraigan, a ver si se olvida.
Un calor que abrigue,
Me estaba quemando, entonces:
De apretones, susurros, morisquetas, sonrisa infinitesimal.
Unos dedos suaves sobre la espalda recorrida.
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Te pongo lejos mío,
Quedate donde pueda verte.
Pensabas así, mirá…
Cada vez que te hablo y tiemblo, porque no sé el después…
Historión furibundo.
Culebrón, pero logrado.
Mambos jóvenes sudamericanos pero con estilo.
Como para que el almanaque se retuerza por un tiempo y haga añicos de impotencia.
Recuerdo que explota en borbotón:
Pusieron la distancia
le tiraron una frazada al deseo.
Para recibir el año nuevo mostró unos dientes blancos de sonrisa y torció la boca.
Serenito para dos.
Serenito símbolo de paz.
Caemos,
Si tomamos envión
de la parte de mí que dejó de extrañar.
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Un souvenir, para el amor así.
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