lunes, 29 de junio de 2009

Cliché

Se te cae todo. Las cosas, se te caen. Los músculos se atormentan de la sola idea de tener que moverse.
El color de pelo tiene que cambiar. Las maneras de decir tienen que modificarse. Ya sabemos de lo difícil de dar, pero de hasta cuánto no sabemos. Distingue que no será otro el que te lo cuente.
Los días tienen que pasar rápido, llenos de cosas para hacer, tareas mecánicas y espirituales. Llegar a tiempo al adiós no es una cosa simple. Nacimos preparados para lo peor, tenemos que recordarlo.
Nuevas músicas llenarán tus oídos. Los episodios anteriores dejarán su huella en aquellos muros que hemos de palpar para orientarnos en el laberinto. Los muros que se descubren con cada dolor te cuentan que ya estuviste ahí, que no pases de eso y que naciste así de fuerte, sólo que lo olvidás a menudo.
Hay nuevos vestidos para lucir. De la maleza nacerá el huerto que el trajín de la separación te impide ver.
Procurarás moverte con inteligencia. Serás una estratega del corazón o el cuerpo lo dominará todo una vez más. Y entonces, al escucharle, cada una de las palabras que él te pide pronunciarás y tus medidas serán despecho - 70 – 100.
Empecemos por donde dice Inicio. A la par de nuestros pensamientos se sienta la tentación infinita que pone a los corazones a brillar, la cursilería por la que , entonces tampoco, pediremos perdón:
Un nuevo avatar de a dos.

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