viernes, 8 de mayo de 2009

Bueno...Orwell, lo que se dice Orwell, no.

El programa empezó a las ocho, como cada vez. Florinda lo miraba mientras planchaba la parva de ropa que se juntaba todas las semanas. Las camisas antes que nada, porque sino después estaba cansada. El rociador turquesa de plástico se estaba por caer justo cuando trataba de alcanzar el termo. Ya era medio tarde pero igual quería tomar unos mates más porque aquella tarde llegó a cualquier hora del centro. Insoportable el Centro. Manifestación frente al Banco Nación y todos los colectivos dando vueltas por ahí porque no tenían paso en San Jerónimo. Esa calle que le parecía tan linda hace un tiempo. Ahora había mucho humo y tan negro. En el trole se había cruzado con una madre con tres hijos pequeños. Por ahí nomás dos eran sus hijos y el otro un vecino. Mmm, no. Eran todos hermanitos porque cantaban y cantaban todos juntos. Qué entonados que eran. Se habían sentado del lado derecho, contra la ventana estaban.
El programa había empezado ya, pero Florinda se perdió los primeros minutos porque estaba buscando la frazada y los retazos de tela que usaba siempre. Susana todavía no aparecía, se la escuchaba hablar de una crema antieish de Avón y las imágenes mostraban la caja, la crema, la caja con el nombre, el nombre más grande y una rosa roja al lado.
-Ay, pero qué linda estaba Susaaaaana. Con un vestido azul y ella que es tan rubia, qué bien le queda, eh…El reloj era el más bonito de toda la semana…los otros son muy grandes. Y los zapatos? Ayyyy, los zapaaaatos.
La conductora estaba sentada en su sillón en forma de L y blanquísimo. Sostenía con la mano derecha una placa con unas hojas que seguramente tenían letras grandes y estaban en imprenta.


La conductora deja de estar sentada para acercarse a otra parte del estudio con un escenario vestido con un telón.
-Hoy se cumple, la décimo novena semana!! Ya estamos en los últimos días…qué rápido que pasó, no?
Llega el momento de presentarlo a él, mi amor, que está esperando ya hace rato para salir en cámara y no me dejan llegar al bloque. Ustedes ya lo saben, se llama … -cómo se llama? (hace un gesto rápido y mira al costado). Se llama Mauricio, tiene 27 años y es de Castelar. Bueno… no le podemos preguntar qué tal está el barrio porque no habla. Sí!!! Mauricio no habla desde que cumplió los tres y vio a su abuela teniendo, bueno…sí, practicando sexo con una oveja en el fondo del patio. De ahí comenzó con los otros síntomas… les pareció a los padres que algo raro tenía. No podía ir de cuerpo y desde entonces que no va. No se tira pedos, ni eructa. Ni hablar de saludar a la mamá cuando le llevaba la leche a la cama. Se levanta, sí, camina por la casa, a veces se lo encuentran contra la ventana, la baba en el vidrio, los dedos dibujando cosas que no se entienden.
A ver Maaauricio, qué divino, le sacamos el micrófono, mejor, no? Hace como esos ruidos que me ponen un poco nerviosa. Fuerrrrte ese aplauso para Maaauricio que nos tiene a todos tan emocionados. Hoy con la mamá que está en el estudio… Dónde está la mamá? La mamá está cerca de un camarógrafo de sweater verde y la enfocan y ella saluda con la mano y se ríe ampliamente.
Maaaauricio, pero qué bonito (ppddddd, suena el micrófono de la conductora como si lo tuviera muy cerca y estuviera desaprobando las palabras que acababa de decir, en un acto reflejo). Miren las manos, le hicieron las manos se ve. No te tenés que comer las uñas Mauricio, eh…no, te hacés mal, mirá…Ay me quiere agarrar, bueno, bueno, cómo estás? Chiquitito…creí que eras más petizo, mirá. Ay, a ver, a ver, me tirás un poco el pelo. Eso, Gustavo, ayudame, que se corra un poco, no, no pasa nada…
La conductora hace una pequeñísima pausa al hablar. Mira fijo y entonces prosigue:
Ah, bueno. Le vamos a poner una canción, que a él le gusta, dice la mamá que siempre que la escucha mira como fijo algo y parece que se ríe. No, no. No te metas los dedos en la nariz…Que le agarren el pelo con algo, ahí, a ver, no tienen algo para ponerle, se lo va a enredar todo. Bueno…qué linda esta música, eh, Mauricio? Ah…yo bailo? No, no quiero. No quiero. Tiene calor, parece, a ver, ay no!!!!, que se va a sacar la ropa? No. No. Mauricito, escuchá, escuchá que esta es la canción que más te gusta:

Diamanda: Don't Want no short dick Man
Don't want no short dick man
Don't want no short dick man
Don't want no short dick man

Iny weeny teeny weeny
Shriveled little short dick man
Machito: Ponete a brincar ponte a brincar
Ponete a brincar ponte a brincar
Diamanda: Iny weeny teeny weeny
Shriveled little short dick man
Machito: Ponete a brincar ponte a brincar
Ponete a brincar ponte a brincar

Susana:…pónte a brincar, pónte a brincar, ponte a brincar pon pon pon pónte a brincar. ¡Bailemos un rato todos juntos a ver si se relaja! Tini winy tini winy tini wini short dick men…pónte a brincar, pónte a brincar. ¡Uya! Me parece que no quiere nada la canción, eh? Qué dice la mamá a ver, a ver, ahí viene la mamá…Ah, no? No quiere saber nada con la canción ahora…

La conductora sólo gesticulaba pues su micrófono había sido silenciado.
El sonido de la música desapareció a través de ese efecto que supone una succión.
La imagen se cortó de repente: era Mauricio con el mameluco azul puesto hasta la cintura, apenas se podía adivinar su rostro moreno, los ojos abiertos más allá de su órbita. Movía la cabeza de un lado al otro sin parar y parecía que saltara.
Para cuando apareció el logo del canal, se trepaba de los barrotes de la jaula.

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