lunes, 27 de abril de 2009

Mujer sobre fondo azul

Se la pasaba mirando por la ventana aquella tarde en medio de la puta pampa. Sin observar nada en especial. Sosteniendo un palito entre el dedo índice y el pulgar. Al borde de la pileta recién pintada de ese celeste intenso.
Tiene la cara un poco colorada por todo el sol de ayer. Había dejado la sombrilla chinezca en la casa de la abuela y nadie iba hasta allá para devolvérsela.
Tiene la cara ancha y los ojos apenas rasgados, pero apenas. Las piernas y los brazos y las manos gruesas. Tiene la voz tenue. Los modos más suaves. Se enoja metida para adentro. Se pone nerviosa pero no es su culpa casi nunca. Cuando tiene razón todo resulta ser muy de verdad.
Ella es una pintora. Pinta. Quizás porque no hay otra cosa que le salga mejor. Y dibuja. El día que se tuvo que levantar tempranísimo y estaba de mal humor dibujó una nena enojada con un gallo que cantaba al lado.
No tiene suerte con los chicos, no. Los chicos sin ojos, sin oídos, sin piel que vegetan en el mundo. Y los otros que están ocupados con su espejito y la admiración.
Ah…sí! trabaja de niñera. Porque el trabajo de hada todavía no está aceptado por el Ministerio.
Un día -pienso- ella va a encontrar las marionetas más lindas para jugar a la hora de la siesta.

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