domingo, 12 de abril de 2009

Vivooooo

Me enamoro. No me enamoro más. Me hago pis de la risa. El después. La frialdad. Lo trivial. Lo frívolo. La Memoria con traición. La traición. La atracción. Esa manera de mirar. Esa forma de escribir. Las manos. La espalda. Las manos sobre la espalda. La fuerza. El beso. Lo apretado del beso. La impaciencia. El ardor. Lo mayúsculo del sentimiento. La velocidad de los días. La mayor cantidad de risa posible. Los abrazos. La fuerza. Los momentos milimetrados por la risa. El balcón. Dos almohadas anaranjadas. El vestido. La canción. Un convite o dos. Los confites. Las películas. Todas las películas. La demora. Las disculpas. Lo bonito del día que empieza en la ventana. La mejor lluvia. La lluvia a mares. Las calles llenas de agua. La cama interminable. Los besos intactos. Las llamadas telefónicas. La piel. Los mejores episodios de la piel. La piel inolvidable. La proscripción. La devoción. Los dedos. La boca. El principio. El orgasmo. La distracción. El metejón. La calentura. La locura. Lo cotidiano. Lo mezquino. Lo que grasa. Lo que importa. La sensatez. La ternura. La imposibilidad. La elección. La decisión. La convicción. Y el instinto? El miedo. La culpa. Contar. Temer y partir. Desenredar. Continuar. Lo continuo. Lo sensible. La sensibilidad y lo indómito. Los demás. La luz y la frescura. Lo que se desvanece. El tiempo. El minúsculo reloj personal. La verborragia. Lo malsano. La confusión. La contorsión. Lo estomacal. La bravura. La conciencia. La cordura. La calma. Cien veces la calma. La mediocridad. Las circunstancias. La altura. Las altas horas de la noche. El calor. La hipersensibilidad del calor. El sexo. La malversación del sexo. El engaño. La ingesta del engaño. La amabilidad del escondite. El sonido de lo absurdo. Lo ensordecedor. Lo amargo. El placer. La manifestación del placer. El mediodía. El culebrón del mediodía. La mesura. Lo inconmensurable. El afecto. La incondicionalidad. La broma. Lo conocido. Lo puesto a prueba. La maldad. Los permisos. La ambición. Los olores y las heridas. Lo afluente. Lo convergente. La modestia. El espanto. La comedia. Lo irreversible. La inconsistencia. La energía. Lo que emerge. Las tumbas. El ejercicio del olvido. El sacrificio que ofrece la manzana en el centro de la mesa, que lleva días sin mordiscos.

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